lunes, 21 de septiembre de 2009

Salado

La humedad de mis manos delatan mi presunta tranquilidad y supuesta seguridad, cada gota que intento disimular, secándola delicadamente con alguna prenda ocasional que lleve puesta llama a otras partes de mi cuerpo a unirse a esta terrible manifestación líquida, las miles de gotas presurosas y desesosas por salir activan a la mayoría de las partes de mi cuerpo a tomar algún tipo de movilización. Ya sin algún tipo de control, mis extremidades buscan oxígeno y mi rostro evidencia algún tipo de desiquilibrio o malestar. Tengo todas las cartas perdidas, es este momento en el cual la cordura y la coherencia huye de mi y todos mis más vanales y perversos instintos realizan una entrada triunfal al mundo terrenal.
Mi cerebro dispara miles de ideas, mis hormonas fluyen cuales niños de jardín en su primer día de clases,las palabras que pronuncio carecen de lógica y mi libido se encuentra en el mayor punto de ebullición.
Algún destello de coherencia en mi entra repentinamente y me saca de toda esta parafernalia descontrolada. Veo como mis patéticos resultados, charcos de la más asquerosa impunidad se apoderan de todo una imagen llena de patetismo. Espectadores sin previa invitación invaden mi espacio de expresión y mi víctima sin ningún signo de entender mi reacción posa en mi su mirada temerosa y expectante.
Mi valentía se esfumó y mi debilidad aparece de forma repentina, veo mis huellas impregnadas en mi víctima y la ostigante humedad de mis manos desaparece abruptamente. Me uno a mi víctima e intento reponer cada herida todavía sangrando sin aparante fin. No tengo nada que decir,me solidarizo con él, lloro descontroladamente y maldigo cada gota de ese líquido salado que provocó la más terrible pero deseada venganza.

No hay comentarios: