jueves, 17 de septiembre de 2009

Conscientemente apresado.

Estoy encerrado en una celda invisibe, aparentemente creada por mi. Soy preso de mi propia celda, exclusivamente diseñada por este rufián. Yo puse las reglas. Yo creé los horarios. Yo acredité el acceso a los visitantes , yo me culpé y me condené. El tiempo de condena es ilimitado. Las acciones a proceder son desconocidas. El interno 909-86 redacta esta acta de manifestación para expresar su desagrado con la condena, aunque es consciente que la sentencia la dicté yo, es decir, el interno 909-86.
Expreso mi profundo repudio a la presión en la cual me vi sumergido todo este tiempo, el interno 909-86 manifiesta sentirse, muy a menudo más libre en esta prisión imaginaria que en el afuera caótico y tormentoso en el cual se desarrolló, más no con libre elección. Fui obligado a cargar miles de libros sobre los hombros. Libros de Lenguaje, Inglés, Educación Cívica y Matemática...mi peor condena, no hay peor condena que sentarse todos los santos domingos, donde supuesta mente los cristianos descansan,frente a un represor, cobarde, miedoso y dubitativo dictador que pone a prueba tus conocimientos aprendidos mecánicamente, con el miedo de recibir el mayor de los castigos: la falta de libertad. Aquel tirano y amado dictador. Confieso que amé y amo a ese sujeto. Odio admitirlo, pero su encanto y su lazo profundamente atado, anudado y re anudado provoca solo ternura y comprensión. Maldito e inconsciente dictador ¿Quién es este interno para juzgar las acciones de un superior?. Como miembro de esta democrática sociedad, el dictador fue impuesto por plebiscito nacional, de esta manera le brindé todos mis servicios como ciudadano dispuesto a cumplir la fe de Dios. De esta manera el interno 909-86 culpa de toda responsabilad al susodicho. El interno 909-86 reclama justicia, se encuentra, me encuentro plenamente indignado, ofuscado,perseguido. Tiene, tengo una persecución de ojos sobre mi, corren sin cesar en busca de mi mirada,de mi lengua, de mi saliva, de mis dientes, quieren todo esa maquinaria que produce la palabra. Quieren escuchar mi voz y regocijarse con ellas, quieren vanagloriarse de su superioridad, atocigarme con sus carcajas y risas. El interno se encuentra, me encuentro gravemente afectado, siento, siente la vida arruinada. Me siento egoísta, soberbio,osco, parco,oscuro, tan solo exige claridad, exige esbozar una sonrisa, exige un aire de tranquilidad, ya que debido a torturas verbales, cada músculo, cada tendón se convirtieron en bloques de cemento en mi cuerpo, impidiéndome movilizarme y expresarme libremente.
Me condeno una vez más, y hasta que el interno 909-86, yo, sí, yo, no logre deshacerse de cada lámina de culpa, persecución y ansías de aceptación exigo sea encarcelado de por vida en esta celda imaginaria que solo podrá abrirse cuando sus miedos, mis miedos se aíslen.

2 comentarios:

Felipe dijo...

Creo que muchos nos podemos sentir fácilmente identificados con tu escrito ... y la llave a nuestra celda la tenemos nosotros mismos pero somos incapaces de usarla, tenemos miedo, increíblemente nos sentimos mas seguros encerrados, sin querer salir al exterior... y estamos totalmente equivocados. Demoré pero pude abrir la puerta de mi celda, aunque era algo extraño, a pesar que vivía la vida a prisa me sentía prisionero, viajaba al extranjero pero me sentía encerrado. HOY me siento mas libre que nunca y lo que antes esperaba que llegue, hoy lo busco ... y lo que no busco, llega.

Jonathan Rojas Novoa dijo...

Me alegra mucho que hayas podido encontrar esa llave, úsala cada vez que puedas, a veces, no te miento, tengo unas profundas ganas de tirar la llave por algún lugar en la cual no pueda encontrarla jamás y encerrarme, pero descarto de inmediato esta idea y la guardo en el lugar más seguro posible. Todos tenemos la libertad de abrir nuestra puerta cuando más lo creamos conventiente.
Gracias por pasar. Asu dispocisión cuando guste.