lunes, 21 de septiembre de 2009

Salado

La humedad de mis manos delatan mi presunta tranquilidad y supuesta seguridad, cada gota que intento disimular, secándola delicadamente con alguna prenda ocasional que lleve puesta llama a otras partes de mi cuerpo a unirse a esta terrible manifestación líquida, las miles de gotas presurosas y desesosas por salir activan a la mayoría de las partes de mi cuerpo a tomar algún tipo de movilización. Ya sin algún tipo de control, mis extremidades buscan oxígeno y mi rostro evidencia algún tipo de desiquilibrio o malestar. Tengo todas las cartas perdidas, es este momento en el cual la cordura y la coherencia huye de mi y todos mis más vanales y perversos instintos realizan una entrada triunfal al mundo terrenal.
Mi cerebro dispara miles de ideas, mis hormonas fluyen cuales niños de jardín en su primer día de clases,las palabras que pronuncio carecen de lógica y mi libido se encuentra en el mayor punto de ebullición.
Algún destello de coherencia en mi entra repentinamente y me saca de toda esta parafernalia descontrolada. Veo como mis patéticos resultados, charcos de la más asquerosa impunidad se apoderan de todo una imagen llena de patetismo. Espectadores sin previa invitación invaden mi espacio de expresión y mi víctima sin ningún signo de entender mi reacción posa en mi su mirada temerosa y expectante.
Mi valentía se esfumó y mi debilidad aparece de forma repentina, veo mis huellas impregnadas en mi víctima y la ostigante humedad de mis manos desaparece abruptamente. Me uno a mi víctima e intento reponer cada herida todavía sangrando sin aparante fin. No tengo nada que decir,me solidarizo con él, lloro descontroladamente y maldigo cada gota de ese líquido salado que provocó la más terrible pero deseada venganza.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Conscientemente apresado.

Estoy encerrado en una celda invisibe, aparentemente creada por mi. Soy preso de mi propia celda, exclusivamente diseñada por este rufián. Yo puse las reglas. Yo creé los horarios. Yo acredité el acceso a los visitantes , yo me culpé y me condené. El tiempo de condena es ilimitado. Las acciones a proceder son desconocidas. El interno 909-86 redacta esta acta de manifestación para expresar su desagrado con la condena, aunque es consciente que la sentencia la dicté yo, es decir, el interno 909-86.
Expreso mi profundo repudio a la presión en la cual me vi sumergido todo este tiempo, el interno 909-86 manifiesta sentirse, muy a menudo más libre en esta prisión imaginaria que en el afuera caótico y tormentoso en el cual se desarrolló, más no con libre elección. Fui obligado a cargar miles de libros sobre los hombros. Libros de Lenguaje, Inglés, Educación Cívica y Matemática...mi peor condena, no hay peor condena que sentarse todos los santos domingos, donde supuesta mente los cristianos descansan,frente a un represor, cobarde, miedoso y dubitativo dictador que pone a prueba tus conocimientos aprendidos mecánicamente, con el miedo de recibir el mayor de los castigos: la falta de libertad. Aquel tirano y amado dictador. Confieso que amé y amo a ese sujeto. Odio admitirlo, pero su encanto y su lazo profundamente atado, anudado y re anudado provoca solo ternura y comprensión. Maldito e inconsciente dictador ¿Quién es este interno para juzgar las acciones de un superior?. Como miembro de esta democrática sociedad, el dictador fue impuesto por plebiscito nacional, de esta manera le brindé todos mis servicios como ciudadano dispuesto a cumplir la fe de Dios. De esta manera el interno 909-86 culpa de toda responsabilad al susodicho. El interno 909-86 reclama justicia, se encuentra, me encuentro plenamente indignado, ofuscado,perseguido. Tiene, tengo una persecución de ojos sobre mi, corren sin cesar en busca de mi mirada,de mi lengua, de mi saliva, de mis dientes, quieren todo esa maquinaria que produce la palabra. Quieren escuchar mi voz y regocijarse con ellas, quieren vanagloriarse de su superioridad, atocigarme con sus carcajas y risas. El interno se encuentra, me encuentro gravemente afectado, siento, siente la vida arruinada. Me siento egoísta, soberbio,osco, parco,oscuro, tan solo exige claridad, exige esbozar una sonrisa, exige un aire de tranquilidad, ya que debido a torturas verbales, cada músculo, cada tendón se convirtieron en bloques de cemento en mi cuerpo, impidiéndome movilizarme y expresarme libremente.
Me condeno una vez más, y hasta que el interno 909-86, yo, sí, yo, no logre deshacerse de cada lámina de culpa, persecución y ansías de aceptación exigo sea encarcelado de por vida en esta celda imaginaria que solo podrá abrirse cuando sus miedos, mis miedos se aíslen.